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La Maestría en Comunicación, Cultura y Frontera nace de la visión y voluntades de académicos y pensadores de la región, quienes en el año 2012 identificaron en la Comunicación Social el vínculo para tratar los fenómenos culturales y la complejidad que encierra la zona de frontera con el hermano país de Venezuela. Uno de sus inspiradores Jesús Martín Barbero, pensador colombo-español, describe la necesidad de involucrar la idea de país en los contenidos curriculares de las universidades, llevando la comunicación social más allá de los medios y situándola como esa actividad que convoca al ciudadano a generar identidad y pertinencia con su entorno.
El entorno universitario acoge la semilla de preocupación por la región, que es estigmatizada por sus dificultades comerciales o las tensiones políticas de los dos países, invisibilizando las relaciones culturales que se derivan del intercambio de historias de vida a lado y lado de los límites territoriales. El lenguaje y sus significaciones rebasan las líneas trazadas por las naciones generando modos de vida y visiones de región fronteriza que solo son percibidas por sus habitantes conocedores del día a día y el quehacer que demanda la posición geográfica donde interactúan.
El motor de la propuesta académica comienza a concretarse con foros y la recopilación del pensamiento de expertos que siempre han pensado en la frontera, pero que sus voces difícilmente han podido tener eco en las esferas políticas que hoy manejan agendas excluyentes sin la dimensión que esperarían los habitantes de las zonas limítrofes. Se necesitó escuchar a Marleni Bustamante, María Yolanda Suárez, David Bonells Rovira, José Neira Rey y otros personajes que conocen y se han dedicado a pensarse la frontera para definir la ruta teórica y académica que encierra la propuesta de la maestría. En ese camino se afianza la necesidad de sentar un precedente desde la educación superior en la región, para decir que la frontera si es pensada y que pueda crear sus imaginarios, que hay espacio para la crítica y la prospectiva que lleven proyectos dentro de una malla curricular para que sean sistematizados y ejecutados en beneficio de sus pobladores. Para el caso del Norte de Santander existe la región del Catatumbo, oculta en su dinámica cultural, por los informes mediáticos de conflicto que no dejan conocer el pensamiento de sus habitantes, su relación con la tierra, lo rural y el encuentro con lo urbano.
Las historias de violencia, desplazamiento, reasentamiento, el trabajo de las organizaciones gubernamentales e independientes y todo lo concerniente a la salud, la educación y recursos básicos, hacen de la frontera un territorio complejo que necesita ser estudiado con alternativas profesionales y estudiado a fondo por docentes y maestrantes. La voz de los citados pensadores se traducirá en líneas de investigación y proyectos de ejecución que afianzaran discurso, identidad y multiculturalidad. La comunicación para el desarrollo emerge como ese corolario para abordar una nueva agenda que recoja las necesidades y las expectativas de crecimiento social en la región.
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