Durante la preparación de los terrenos para establecimiento de los cultivos, se suele realizar uno o dos controles de malezas, los cuales generalmente se realizan con herbicidas no selectivos y con dosis altas, evitando así que alguna de ellas se escape de este control, consiguiendo que el terreno se encuentre libre de malezas al momento de realizar la siembra (Figuras 2 y 3). Esta población de malezas existente en el terreno, le garantizan al cultivo una competencia por los ya mencionados recursos agua, luz, nutrientes y espacio, frente a las malezas.

Figura 2. Lote proveniente de pradera Fuente. Magda Liliana Murcia Pardo

Figura 3. Lote listo para siembra Fuente. Magda Liliana Murcia Pardo

Las labores de arada y rastrillada, suelen poner a libre exposición los esquejes, semillas y/o rizomas de algunas malezas, que brotaran rápidamente y que se pueden controlar fácilmente mediante la aplicación del herbicida no selectivo, o herbicidas con residualidad limitada en el suelo. Además, se resalta que dicha labor de control de malezas, facilita en gran medida el trazo y elaboración de surcos y de canales de drenajes, así como la eliminación de hospederos alternos a las plagas y enfermedades que puedan atacar al cultivo en estados mas avanzados.

El control de malezas previo a la siembra, hace parte de la preparación adecuada del terreno, esto facilita el posterior brotamiento de raíces y tallos de la caña.