Subtema 2

Icono IDevice Beneficios de la Economía Solidaria

La adhesión voluntaria, responsable y abierta de asociados implica la correspondencia de un interés personal a un interés colectivo. Sin duda, la adhesión implica una acción mucha más allá de la simple afiliación que garantiza que nuevos asociados representan nuevos aportantes y detrás de estos preceptos se fortalece la noción de economías de escala; es decir, las ganancias por costos de producción unitarios inferiores obtenidos al ampliar la capacidad productiva de una empresa. La adhesión libre implica también la no discriminación a la entrada por motivos de cualquier índole racial, sexual o étnica y promueve la multiculturalidad que sin duda enriquece el saber hacer de las organizaciones.

Todas las empresas de economía solidaria parten de la doble condición asociación-empresa para procurar, por medio de la actividad económica, una función de bienestar social a sus miembros; en este sentido, el lucro no se excluye de la actividad económica pero si de la intencionalidad de maximizar su cuantía en la repartición. Otra característica afín a todas las empresas solidarias es su adhesión voluntaria a valores que fomentan prácticas empresariales fundadas en el respeto y exaltación máxima del ser humano como sujeto y fin de la actividad económica.

Finalmente, todas las empresas de la economía solidaria mantienen, de una forma u otra, la característica que los trabajadores o los usuarios, según el caso, son simultáneamente sus aportantes y gestores.

El principio de identidad, genera que intencionalmente los asociados como propietarios y los asociados como proveedores, usuarios o trabajadores de la empresa, alineen sus intereses y necesidades cooperativamente. De lo anterior surgen equilibrios en los precios en los cuales se evidencia el óptimo aprovechamiento para cada productor, consumidor, proveedor y/o trabajador.

En otras palabras, el principio de identidad establece que en las empresas solidarias sus miembros (como propietarios), pueden ejercer actividades de trabajadores, de distribuidores o de consumidores para satisfacer intereses comunes.

Por ejemplo, en las cooperativas de consumo los asociados, realizan aportaciones económicas en búsqueda de la prestación de un servicio, como medio para satisfacer una necesidad previamente determinada. Su Escuela de Economía Solidaria labor como asociado implica dos grandes dimensiones: la participación en la toma de decisiones (como propietario) y la participación en la capitalización de la empresa por medio de cuotas (como inversor); por otra parte, su labor como consumidor implica la utilización de los servicios como medio de satisfacción de necesidades individuales y como medio de fortalecimiento institucional para la consecuente satisfacción de necesidades colectivas.

En este sentido, el asociado y el consumidor son partes del mismo engranaje para una satisfacción de necesidades mutuas. Si el asociado olvidara su condición de consumidor, seguramente pensaría en establecer unos precios mayores a los del punto de equilibrio de la empresa, a fin de maximizar su ingreso como propietario; no obstante en las cooperativas de consumo, tal conducta no sólo es reprochable sino que también resulta irracional, ya que se estaría afectando así mismo como consumidor.

En conclusión, el principio de identidad marca las pautas de un equilibrio entre los deseos de los propietarios y los deseos de los consumidores tendiendo así a mejores condiciones para cada una de las partes.

Una vez analizadas las características afines de las empresas solidarias, es posible entender cuáles son los elementos de sinergia que existen entre las empresas solidarias para procurar su integración.

Existen lógicas específicas para cada empresa de la economía solidaria, sean estas cooperativas, fondos de empleados, asociaciones mutuales u otras. A continuación se desarrollan los rasgos propios inherentes a las principales empresas de la economía solidaria por apartado.